«Habrá un día en que los que ahora ven ir y venir por León al fiscalAvelino Fierro dando sus paseos diarios, tomando vinos y perfumados(gin tonics de baja graduación) en sus bares de costumbre o visitandobarrios en los que nada se le perdió pero por los que siente unaatracción especial desde muy pequeño sabrán que, además de con unpaseante discreto, compartieron la vida con un escritor de enormetalento, tanto como su sabiduría, que se extendía a campos tandiferentes como el Derecho, la poesía, la música, la filosofía o elarte; un escritor de la estirpe de aquellos que, como Kafka o Joyce,hicieron de su ciudad el principal personaje de su escritura y a ellos mismos sus protagonistas. Un flâneur, en fin, a la vieja usanzabaudeleriana, del estilo de Walter Benjamin o Robert Walser, peroactualizado por su circunstancia.»Del prólogo de Julio Llamazares «Hemos vuelto a este espacio cerradocon tapia de barro y bloques, en un costado del pueblo, en el caminoque va a Fombuena y hacia la carretera. Si se llega desde la ciudad,esa entrada con hileras de chopos que está ahí desde siempre, ordenalos prados hoy sin animal