Tiene ochenta y nueve años. Es, sin duda, uno de los más grandes y finos teólogos de nuestro tiempo. Su obra representa el intento más logrado de sacar a la teología católica del inmovilismo que le hacía incapaz de afrontar el mundo moderno. Consagrado en cuerpo y alma al estudio -impresiona su vasta producción teológica: 40 volúmenes, más de 10.000 páginas-, se ha mantenido siempre apartado de toda vana polémica.
Por esta razón, su palabra adquiere un peso extraordinario en esta entrevista, la única de este género que H. de Lubac ha concedido a lo largo de su vida. En ella, el gran teólogo -a quien Juan Pablo II nombró cardenal en febrero de 1985- realiza un balance lúcido y ponderado de los veinte últimos años de la vida de la Iglesia: la posguerra en Europa, la preparación del Vaticano II, los grandes debates y los principales documentos conciliares, la crisis de la teología, la colegialidad en la Iglesia, la realidad del ateísmo contemporáneo, los movimientos eclesiales, el pontificado de Juan Pablo II, la contestación en la Iglesia...
Es el testimonio excepcional de un protagonista del Vaticano II en esta hora de la Iglesia en que un Sínodo extraordinario se propone impulsar la aplicación del Concilio y reafirmar el espíritu que inspira su mensaje.
