Hay un lugar donde los secretos nacen y los destinos se sellan, donde llegar hasta el fin es la única forma de encontrar un nuevo comienzo. Todo empieza una noche en la que la luna roja anuncia que algo especial y único está a punto de ocurrir. La discreta y correcta señorita Adelaide Blume ha desaparecido. Su familia, una de las más ricas e influyentes de Londres, ha recurrido al detective Tristan Langley para intentar encontrar alguna pista sobre su paradero, pero parece que se la hubiese tragado la tierra. Langley está empezando a pensar que está en un callejón sin salida, y la familia Blume también. Ante la desesperación general, la madre de la muchacha apuesta por contratar los servicios de una médium para que ayude a Langley, a pesar de las reticencias de este. Esmeralda Primrose odia tener un don, odia los susurros que la acompañan revelándole verdades que no ha preguntado, odia soñar con personas que ya no están en este mundo o incluso verlas aparecer a su lado cuando menos se lo espera. Odia poder entrar en el alma de la gente que tiene delante. Tristan no estaba preparado para encontrarse con la mujer con los ojos más verdes y la apariencia más frágil que había visto en su vida. Y, sin duda, Esmeralda tampoco estaba lista para encontrar a la primera persona a la que no podía descifrar de todas las que se había cruzado en su corta vida. Él es práctico y metódico. Ella es sensible y silenciosa. ¿Conseguirán unir sus dones, tan diferentes entre sí, para conseguir su objetivo? ¿O la atracción tan inesperada que surge entre ellos los distraerá de su propósito?
