El territorio del mastín, única novela del poeta Tomás Salvador González, se publicó por primera vez en 1995. Reeditarla ahora, 21 años después, significa devolver a la circulación un texto narrativo que se nutre de un linaje radical y vigoroso (Rulfo, Benet, Faulkner, Lowry); uno que no estima menos exigente la escritura de un relato que la de un poema, ni menos imaginativa la crónica de un suceso real que la construcción de un anhelo para sublimarlo.
Y una crónica, aunque enormemente subjetiva, pues todo ocurre en la mente de quien la cuenta, es El territorio del mastín. Un relato de relatos: el de una amistad, el de los encuentros que la fraguaron, el del viaje despreocupado de tres amigos que bordea la narrativa de terror.
A su manera, El territorio del mastín marca una línea de sombra en las vidas de sus protagonistas. Como Conrad, Tomás Salvador González nos habla en su novela de experiencias transformadoras: ceremonias de iniciación, ligadas al paso de una edad a otra, que nos obligan a dejar atrás la inconsciencia y abrazar, mal que nos pese, la responsabilidad.
Puede anotarse, entre ellas, el primer y decisivo comercio con la muerte. Aunque no menos que los pormenores de una noche de juerga, celebración del presente inmediato y condensado, en el que se entretejen las incisiones más expansivas que acarrea el recuerdo.
Sobre el autor:
Tomás Salvador González (Zamora, 1952) ha publicado los libros de poemas: Reunida estación de las ciudades (Valladolid, 1975), La entrada en la cabeza (Endymión, 1986), Favorables país poemas (Icaria, 1996), La sumisión de los árboles (Ave del paraíso, 1996), La divisoria de las aguas (Icaria, 2002), Espantapájaros y un sonajero (Mérida, 2008), Siempre es de noche en los bolsillos (papeles mínimos, 2014). Su única novela, El territorio del mastín, se publicó por primera vez en el año 1995.
