Ser consagrado hoy es un atrevimiento. Cuando todos se empeñan endividir y enfrentar, los consagrados quieren ser abrazo para todos. Lo han aprendido de Jesús. Y, como él, pese a que sean pocos y mayores,aunque estén cuestionados y haya pocas vocaciones, están heridos deamor y del lado de los más vulnerables. Alejandro Fernández Barrajónha reunido en este libro muchas de sus reflexiones sobre la vidaconsagrada, con la intención de ofrecer luz en tiempos de vértigo,incertidumbre y provisionalidad. Porque la Iglesia necesita el carisma saludable de la vida consagrada, por insignificante que pueda sernuméricamente hablando. Y porque, entre las cenizas, aún quedantizones encendidos.