La aventura de la vida se presenta ante nosotros cada día en elmomento de ofrecer el primer pestañeo al despuntar del amanecer, tansolo para recordarnos que el hoy que tenemos por delante lo deberíamos disfrutar como si no hubiese un mañana, como si el presente fuese elúltimo. De nosotros depende de cómo y con qué vayamos a descansarcuando la oscuridad de la noche nos envuelva de nuevo.
Son muchaslas historias que acarreamos en nuestras mochilas emocionales,culturales y sentimentales, pues en el transcurso de nuestraexperiencia acumulamos aprendizajes que, a veces, nos cuesta una vidaaprender.
Echando una ojeada a nuestro interior, podemos sercapaces de averiguar y sentir lo que ocurre precisamente ahí dentro,pero para eso hay que dotarse de una gran dosis de valentía, pues haycosas que no gusta descubrir.
Basta con escuchar a nuestrocorazón, ese amigo inseparable que siempre nos acompaña y que, pormuchas trabas que se le ponga, nunca nos va a fallar.