A su manera este ensayo es un viaje en el tiempo. Un viaje que comienza en la Grecia Clásica y sus aportaciones a nuestro mundo: el nacimiento del pensamiento abstracto, del derecho y de lo público. Un espacio vacío en el centro de sus ciudades donde los ciudadanos se despojaban de parte de sus derechos, que cedían a favor del nomos. También nacen los impuestos modernos, concebidos como convención y alejados de la servidumbre. Ha nacido lo público, el hombre aristotélico como ser social y la república ciudadana. Hoy, la esfera privada es hostigada y comprimida por lo público. El teatro griego, donde los ciudadanos tienen cómoda visión de la escena pública se halla sustituido por el panóptico de Bentham, donde un Gran Hermano observa desde el centro arquitectónico las celdas y galerías donde habitan los particulares. Como Rayuela de Cortazar, puede ser leído de principio a fin. Pero también puede empezar por «La Paradoja de Kao-Ling», seguir con Emerson Lake & Palmer y volver al principio. O a Ockham, para descubrir el derecho subjetivo, y de vuelta a Grecia, a la república ciudadana. Pero todas las múltiples combinaciones posibles para su lectura lo devolverán a la Edad Media, despojado de sus derechos subjetivos; a siglos de la tradición republicana. Si, además, es usted trabajador del naval, socio de un astillero o un inversor que ayudó a la industria naval gallega, hágame caso: sáltese el capítulo dedicado al Sr. Almunia: «El burdel de la carretera». O léalo, pero tómese una aspirina.
