La observación de un carguero llamado Gran Ripango, aparentemente varado en el estuario del Tajo, allí donde el río está a punto de convertirse en oceáno. La memoria devastada que trata de recuperar fragmentos que se van encadenando al azar. La historia se articula mediante una narración alucinada e hipnótica. No olvidemos que Antonio Tabucchi acaba de morir en Lisboa. Un catedrático que ha perdido el hilo del discurso de una conferencia que acaba convirtiéndose en una narración fracturada, aunque obsesivamente continua. Pasado y futuro se entreveran en un presente distorsionado. Surgen espasmos de biografía, poemas cortocircuitados, tesis indefendibles ante el tribunal de la razón. Canciones, películas. La presencia-ausencia de Ana, una cantante de fado que se parece a P.J. Harvey y que también fue payasa en Luanda. Una casa austera, perdida en el Alentejo, allí donde el sol abrasa los sentidos. La aparición intermitente de Alain Tanner y su ciudad blanca: Lisboa.
