Si tan solo la tolerancia hubiese existido? Si tan solo tanto rencor no hubiese dolido? Si tan solo sentir lo que sent¡amos no hubiese sido tan fuerte, tan dif¡cil de aceptar para los dem s? Ten¡a dieciocho a¤os cuando mi vida cambi¢. Cuando, sin saberlo, mi interior se transform¢. Cuando lo mejor y lo peor apareci¢ frente a m¡ y, por la ingenuidad propia de ese momento, no lo puede ver, ni siquiera lo pude sospechar. Y es que cuando el problema no es el amor? ¨Qu‚ lo es entonces? l y yo nos enamoramos sin ni siquiera sospechar que su presencia en mi existir lo modificar¡a todo, convirti‚ndose de pronto y sin aviso en lo m s hermoso de mi mundo y tambi‚n? en lo m s doloroso. Nuestra historia comienza aqu¡, justo en esa edad en la que todo es tan visceral, tan intenso, tan arrollador, tan sin igual que crees que nunca cambiar nada. Alegr¡a y euforia, as¡ como depresi¢n y tristeza, odio y rencor. Todo dentro de un hurac n de emociones que te arrastra de aqu¡ para all , que te hace gozar, llorar, gritar, vibrar, temblar, desear, re¡r y en mi caso? amar, amar de verdad y con asombrosa intensidad.