Casi todo en la vida lleva aparejado su antítesis: el amor, con ser lo más placentero, necesita del sufrimiento para reafirmar su permanencia; el mostrarse valiente no tiene nada que ver con la va-lentía; para ser valientes, primero hay que tener miedo; no debemos presumir de nuestra cordura; para estar totalmente cuerdos tenemos que cometer alguna locura; la memoria no es la mejor facultad del cerebro; esta solo es saludable si tenemos capacidad de olvido; la estimada realidad, sin una aportación de ilusiones, es algo muy frío y triste; la soledad elegida nos protege en la vida; cuando es obligada nos conduce a la muerte; la palabra demuestra su autoridad cuando va precedida del silencio; la vida carecería de sentido si no tuviese necesidad de la muerte; las pasiones, tan necesarias para cualquier realización, necesitan el freno de la razón para que sea posible su permanencia; todo hombre ama el descanso pero es el trabajo el que da sentido a la vida; los sueños nos apartan de la realidad, pero nos llevan a otra realidad más gratificante; es más difícil decir lo que se siente que sentir lo que se dice. Pero ¿debemos pensar como sentimos o debemos sentir como pensamos? La risa es muy necesaria para vivir, pero nunca nos sentimos más limpios que cuando hemos vertido unas lágrimas; la felicidad no será completa sin un aporte de sufrimiento que le dé auténtica dignidad; el tiempo es la vida; él nos trae y él nos lleva.
