En opinión de Lady Hester, es típico que el chisme más perverso de todos se centre en su hermoso e imposible esposo Crow. Aristócrata dañado, soldado, espía, Crow ama ferozmente a Hester, pero tiene un pasado salvaje y los rumores de un niño con su cabello negro y ojos grises hieren a Hester más profundamente de lo que está dispuesta a admitir. Y, sin embargo, Londres arde con una campaña de susurros mucho más letal que amenaza la seguridad de su propia hijita, Morwenna. Los enemigos de Crow quieren que lo juzguen por traición y pronto la propia Morwenna corre peligro de muerte. Puede que Hester ame a Crow tanto como él la ama a ella, pero ahora la vida de su bebé está en riesgo. No hay nada que no haga para proteger a su hijo. Entonces, cuando la inteligente y mundana condesa Lieven baja la guardia y dice: 'Corre... toma a tu bebé, Hester, y corre', Hester hace exactamente eso.
