Conocer la alimentación se convierte en una herramienta fundamental para el historiador y para cualquiera que desee conocer una civilización. Y tiene la gran cualidad de acercar una cultura al lector, de hacerla más fácilmente penetrable, por lo cotidiano que es el acto de la alimentación, por lo fácil que es comprender la historia mediante aspectos que también son parte del presente y están estrechamente vinculados con la propia naturaleza animal. Adentrarse en la vida cotidiana de gentes que han desaparecido hace miles de años resulta algo extraordinario. Levantar cuidadosamente el velo de la historia, con todos sus misterios y el conocimiento que subyace bajo él es una de las actividades humanas más apasionantes.