Antes de nada, quiero confesarte que esta obrita no trata de dietas milagrosas.Pese a que su título pudiera llevarte a engaño, no vas a encontrar en ella ningún remedio extraordinario para adelgazar. Ni a un visionario que te prometa el atractivo de lo imposible, el oro y el moro del bienestar corporal, el culmen de la satisfacción.
Pero si te introduces en el libro con la mente despierta, comprobarás que, tras la prosa cercana de Juan Angulo, sus consejos están trufados de sentido común y aderezados con un pellizco de poesía: cocinado todo ello en el fuego lento de la experiencia y en el arte de la sinceridad.
