MEMORIA DOS DIAS, FORMAS DA LEVIDADE

MEMORIA DOS DIAS, FORMAS DA LEVIDADE. POESÍA REUNIDA (1979-2017)

Editorial:
MEDULIA EDITORIAL
Año de edición:
ISBN:
978-84-948102-1-3
Páginas:
553
Encuadernación:
CARTONÉ
Disponibilidad:
Disponible en 72h

29,12 €
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El descanso veraniego me ha permitido leer sin premura a uno de los grandes poetas gallegos contemporáneos, Xulio L. Valcárcel (Lugo, 1953), que reúne su obra lírica en Memoria dos días, formas da levidade, un copioso volumen preparado por el que es, probablemente, el mejor y mayor estudioso de la poesía gallega, Luciano Rodríguez. No es una edición bilingüe, pero con voluntad, atención y ganas no es difícil vencer las dificultades de una lengua tan cercana y querida. El esfuerzo acaba resultando placentero y enriquecedor, y nos saca de las habituales fronteras de la propia lengua. Como señala Luciano, la obra exigente de Valcárcel reflexiona sobre el ser y su existencia, sometiendo el texto a una constante depuración con afán de permanencia.

El primer libro de Valcárcel fue Víspera do día (1979). Le siguieron ocho más, entre los que pueden destacarse Memoria de agosto (1993) y Casa última (2003). De todos ellos, además de los estudios sobre su obra da cuenta la bibliografía que incorpora esta edición de poesía reunida, que Luciano Rodríguez estudia en profundidad en una introducción parca y necesaria. En la poesía de Valcárcel lo emotivo recordado abre cauce a una suave melancolía con tonalidad elegíaca, pues al fin se canta lo que se pierde, como escribió Machado; el poeta siente con íntimo dolor la acción destructiva del tiempo, la reducción a ceniza de todo lo que uno ha vivido. En versos melodiosos, con «música interior», como escribe el prologuista, por los que fluye la emoción de modo natural, aborda el poeta asuntos como el imposible retorno a la niñez, el amor perdido, el flujo temporal que las palabras buscan contrarrestar, los ecos de las ausencias causadas por la muerte, las sensaciones ofrecidas por la naturaleza y visiones en las que hay algo misterioso y de ensueño, como en estos versos: «Todos estaremos na ribeira / agardando un barco branco / como quen agarda un viaxeiro / que chega de moi lonxe». Casa última es quizá el poemario más hondo. La casa de otros días, abandonada, sostenida por la memoria, duele como una herida. La casa va unida, pues, a la remembranza de un tiempo ido. Es una pérdida y una ensoñación. De ahí la sensación de desposesión, orfandad y vacío. Al fin, «somos lo que recordamos». Y el recuerdo se impregna de melancolía. De ahí que la poesía de Valcárcel, emotiva, delicada y armoniosa, sea hondamente elegíaca.

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