Prólogo de Abel Martín Villarejo (Director General de AISGE)
Abogado en ejercicio desde 1992; su actividad letrada comprende diversas disciplinas juri´dicas (civil, penal, laboral y contencioso-administrativo), si bien en los u´ltimos quince an~os ha orientado sus esfuerzos profesionales hacia la defensa de los derechos de propiedad intelectual en todos los o´rdenes y a´mbitos.
Profesor Asociado del Departamento de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid desde 1994, y es profesor en diversos master, congresos internacionales y cursos de Propiedad Intelectual.
Desde el an~o 2002 es director general de AISGE, la entidad de gestio´n de Artistas Inte´rpretes de Espan~a y director de la Fundacio´n AISGE.
Abel Martín nos aclara como la poesía, cuando nace de la verdad, adquiere su condición natural, llegando incluso algunos autores a morir por ella.
Nos anticipa que en Piedras Azules no encontraremos métricas rígidas ni estrofas estancas, pero si forma, fondo, tema, sentimiento e inconformismo y poemas que rebosan verdad, vida, luz, naturaleza, ternura, silencio, critica, reflexión, soledad, melancolía y esperanza.
El prologuista nos advierte, amable y apasionadamente de las “piedras azules” que encontraremos a lo largo de la lectura de este libro de Victorio Zamora y señala: “…Y pretende, con el arte, con la poesía con versos claros y bellos, cual luz que alumbra la oscuridad, conseguir ayudar al hombre en su camino hacia su evolución, una evolución que tiene un sentido finalista:crecer en nuestra meta espiritual de perfección”.
Piedras Azules, continúa Abel Martín, es un libro de juventud. Sólo unos ojos jóvenes e intensos pueden perseguir las palabras y sólo quien cree en el valor de la palabra puede escribir con el alma y hacer brotar de las piedras, por duras y compactas que estas sean, el azul del cielo. Es el cuarto libro de poesía que publica Victorio Zamora, si bien fue el primero que escribió, como el buen vino, lo ha dejado reposar. Y en lugar de arrepentirse de los poemas de juventud ha acudido a ellos para reencontrase de nuevo con la poesía dieta, sencilla, sin ambages, pero rica en figuras, matices, observaciones y verdades.
El universo que alberga Piedra Azules, por suerte o por desgracia, sigue siendo muy similar al actual, recordemos que fue escrita entre los años 1973 y 1984: manifestaciones de protesta social, mendigos, atardeceres, injusticias, desigualdades, luchas de clases, amor, envidia, luces, sombras, impotencia y esperanza.
El camino continúa, y entre los seres humanos de diferentes generaciones no hacemos sino darnos el relevo, pero el camino continúa, la vida sigue basándose en el amor y sólo con amor se evoluciona, avanza, se camina a la felicidad, a la generación de más vidas, y es ahí donde la poesía se convierte en guía, en reflexión, en afecto, en valor y esperanza.
Piedras Azules esta compuesto por cuatro capítulos:
.- Del corazón: Aquí encontramos sentimiento, vida interior, pasión, …en Poemas a la Polola, Suspiro, Has conquistado toda su atención, Sobre los hombros… en total 21 poemas
.- Del camino: En estos poemas se plasma el entorno de una conciencia social, el día a día, lo que nos vamos encontrando… Una voz y un grito blanco, Poema y muerte de un mendigo, Manifestación, Dueños de nada, Televisor, Cuatro son y mil palabras… en total 18 poemas.
.- De la vida: Poemas donde se siente la relación con los otros, con el otro, con la sociedad, con el mundo… Tanta luz de pronto mía, El hombre es la conciencia de su yo, Buscando un hombre nuevo y un camino, Prestigio, Aurora, Sin destino… en total 29 poemas.
.- Del paisaje: El entorno físico donde se desarrolla el autor y se palpa en los poemas… Atardecer, Ante la suavidad de su belleza, La ciudad, Muchacha y verbena, La luna quiere jugar, Otoño… en total 15 poemas.
Comentarios del autor:
“Este es un libro de juventud, de esa juventud apasionada, llena de inquietud, una inquietud que no cabe en el pecho y lo cuestiona todo buscando luz en plena oscuridad. Escrito por un joven comprometido con el mundo del trabajo, con el mundo de los jóvenes, en definitiva, comprometido con el pueblo, con ese pueblo maravilloso que hace posible todo, absolutamente todo.
Escrito por un joven que descubrió el lenguaje, ese Don maravilloso capaz de sentar a nuestra mesa al sol, a la luna y las estrellas, y compartir con ellos una noche de magia. Un joven que creía en la palabra como herramienta de la verdad, de los valores, de los principios y hoy sigue, pasados casi treinta años, creyendo en la palabra como herramienta capaz de hacernos felices, siempre, claro está, que la utilicemos, libre de los egoísmos materialistas, al servicio del bien común”.