Como en aquel cuento de 1922 de Franz Kafka, la pregunta final es qu‚ hay m s all del hambre. En Resiliencia, Jorge Ortiz Robla nos lo pregunta y se lo pregunta. Con ‚l somos hombres de hambre, s¡. Con ‚l entendemos esta idea como conocimiento, como fractura, como amor. Todo a la vez. No en vano, el hambre advert¡a Miguel Hern ndez es el primero de los conocimientos. Luego existe, como en Chantal Maillard, el deseo de decir el hambre. Para su cuerpo y su alma, el esquimal hund¡a sus manos fr¡as, su alma fr¡a en las entra¤as a£n calientes del animal abatido. De igual modo, Ortiz Robla pone sus manos dentro del poema y canta para nosotros el hambre del esp¡ritu, la que preserva nuestra irrenunciable intimidad, la que airea nuestro dolor de alma, el escombro del mundo. (A. Garc¡a Cerd n)